Después del Salón de Barcelona...

Estoy de vuelta del Salón de Barcelona. Solo han sido cinco días y parece que me han cambiado el mundo que se ve a través de las ventanas de mi estudio: no llueve, los abedules están completamente brotados, los verdes brillan con estas primeras luces doradas, huele a primavera... Y a mi alrededor vuelve a no haber nadie. Un contraste brutal con estos últimos cinco días. Quiero agradecer a todas las personas que han hecho pacientemente las colas para obtener una dedicatoria de mis libros, su convencimiento y simpatía. Este año ha sido especialmente "duro" y no ha habido ni una sola mala cara, y vuestra comprensión no ha tenido límites las veces que, por lo desbordado del programa, he llegado con retraso a las sesiones. Gracias, también, por vuestra generosidad al valorar mi trabajo. Lo dije allí y lo repito ahora, para que quede por escrito: la lista de los finalistas a mejor obra del año era amplia y variada, tanto en temáticas como en propuestas formales. Si uno solo de esos libros no se hubiese hecho o no se hubiese publicado, el cómic español, en su conjunto, sería más pobre, menos pujante, menos interesante. Peor. Creo que deberíamos valorar y defender esa variedad con uñas y dientes.